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Novac Djokovic en el Templo de los Dioses

Para Novac Djokovic el desafío tenía todas las características de un nuevo encuentro con la historia, pero esta vez adquiría una significación muy especial, pues con su 7ma victoria superaría a Pete Sampras para convertirse en el máximo ganador del primer Grand Slam del año. Además, la final representaba para el serbio el aderezo adicional, por si quedaba alguna duda, de ratificarse como el mejor tenista —hoy por hoy— del planeta, derrotando al número 2 del circuito ATP. Con una exhibición de ejecución que solo podría calificarse como «excelsa», y una lectura «cibernética» de todos los movimientos de Nadal en la cancha, fomentó en los espectadores la posibilidad de presagiar desde el comienzo, y sin ningún tipo de dificultad, una hecatombe de ribetes monumentales, facilitada en gran parte por una de las salidas más decepcionantes y herráticas que hayamos podido presenciar del manacorí en el partido final de una competencia de esta magnitud. En ese primer set, el serbio tomó rápid...