Novac Djokovic en el Templo de los Dioses



Para Novac Djokovic el desafío tenía todas las características de un nuevo encuentro con la historia, pero esta vez adquiría una significación muy especial, pues con su 7ma victoria superaría a Pete Sampras para convertirse en el máximo ganador del primer Grand Slam del año. Además, la final representaba para el serbio el aderezo adicional, por si quedaba alguna duda, de ratificarse como el mejor tenista —hoy por hoy— del planeta, derrotando al número 2 del circuito ATP.
Con una exhibición de ejecución que solo podría calificarse como «excelsa», y una lectura «cibernética» de todos los movimientos de Nadal en la cancha, fomentó en los espectadores la posibilidad de presagiar desde el comienzo, y sin ningún tipo de dificultad, una hecatombe de ribetes monumentales, facilitada en gran parte por una de las salidas más decepcionantes y herráticas que hayamos podido presenciar del manacorí en el partido final de una competencia de esta magnitud. En ese primer set, el serbio tomó rápidamente la iniciativa al apoderarse del servicio de Nadal y adelantarse en el marcador con un contundente 3-0, ayudado por el propio Rafa, con un primer servicio que no le funcionaba, innumerables errores no forzados e ineficiente en su totalidad al resto. Djokovic despachó velozmente este set con marcador 6-3.
Aunque iniciado el segundo set Rafa dio muestras de mejorar el saque, y poner algo en riesgo el servicio de Djokovic durante el sexto juego, alimentando así, leves esperanzas entre los miembros de su equipo y fanáticos; un intratable Nole se encargó rápidamente de disipar las dudas, respecto a quien era el indiscutido número uno del firmamento tenístico mundial, al defender magistralmente su saque y quebrar nuevamente en el séptimo juego, para dejar a Rafa al borde del abismo con un categórico 6-2.
Batallas épicas en estos torneos han sucedido, y para decepción de quienes esperaban un encuentro heroico a 5 sets, conociendo la capacidad combativa del mejor tenista zurdo de la historia, el guion seguía desarrollándose quizás mejor a como lo había planificado Novac, pues, contrariamente a lo que ocurre en las grandes películas de suspenso y emoción, los detonantes y giros que cambiaran el curso del encuentro no se daban, ni aparecían por ninguna parte en la ya desdibujada y desigual confrontación. En el set final, Djokovic consolidó el extraordinario recital de su histórico momento. Jamás tuvo Rafa la posibilidad de oponer resistencia al serbio, y menos de poner en peligro la  aplastante victoria estaba llevando a cabo, la cual confirmó con otro abrumador  6-3.
Con su séptima victoria en este torneo escenificado en la cancha principal de un «Rod Laver Arena», atestado de celebridades —al mejor estilo mediático del show bussines internacional— Novac Djokovic esculpió en oro su historia dentro del selecto grupo de máximos ganadores de un torneo de Grand Slam, el cual quedó integrado de la siguiente manera: Open de Australia: Novac Djokovic, 7 títulos. Wimbledon: Pete Sampras y Roger Federer, 7 títulos cada uno. Roland Garros: Rafael Nadal, 11 títulos. US Open: Jimmy Connors, Pete Sampras y Roger Federer, 5 títulos cada uno.

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